miércoles, 25 de febrero de 2009

HISTORIA DE UNA TRAICIÓN

Tengo mucho tiempo para escribir y para pensar, desde que apagan la pequeña luz de la celda aquí no se puede hacer otra cosa, pienso, paseo, mejor cuento los pasos uno tras otro, primero bordeando las paredes, luego en diagonal, hasta que me acurruco en el colchón y me duermo, tengo miedo de las pulgas, ratones,... Ahora no dejan comer en la celda, mejor, la comida siempre atrae a los bichos, y en verano, con el calor mucho más.
Desde hace dos años me dejan en paz, la sentencia ya es firme y quizás han comprendido que soy inofensiva, y lo soy. También lo era cuando me atraparon pero ellos no lo saben ni lo sabían, tampoco Antonio. La única que lo sabía era mi hija, pero ella no podía hablar, ni entendía lo que pasaba, ni el porqué su madre ya no estaba con ella. Sara razonaba y hablaba con su padre: "tú no me lo dices para que no llore, pero si mamá no está con nosotros es porque se ha muerto, puedes decírmelo porque no me da pena, y así puedo decir en el colegio que mamá no se ha marchado de casa, que se ha ido al cielo y nos está viendo desde allí, porque mamá se ha ido al cielo, ¿verdad papá?.
Y Antonio callaba, esto me lo dijo en una de sus visitas a la carcel. También me pidió que me casara con él, después de haberles abandonado, de haber dejado a mi hija, él ahora me pedía que me casara. En ese tiempo solo les vi dos veces y sin que Sara me viera.
La primera vez ví como Sara se fijaba en esa señora que hacía rato les seguía, nuestras miradas se cruzaron, ella no me reconoció, tendría tres años, iba hablando con su padre, parecía contenta. La otra ves que les vi, fué cuando me detuvieron, los de la social fueron "discretos", una pistola en la espalda y una placa delante de mí, no hizo falta nada más, les ví alejarse de la mano, por un momento noté la mirada triste de Antonio.
Y entonces cambió. Sus visitas a la carcel fueron continuas, siempre que consegía el permiso, me aseguraba. A Sara la comenzó a hablar de mí, le explicó el porqué de mi huida, como quería cambiar el mundo, ayudar a los demás y como por mis ideas estaba presa, pero papá intentaría que saliera pronto y volveríamos a estar juntos los tres.
Sara con seis años no preguntó nada, quería verme. Yo me negué, me negué hasta que no pude más, estoy segura que habría muerto si Antonio no me trae a mi hija, pero una vez que la ví, y hablé con ella, me juré que no la volvería a ver, tenía que ser duray ella sabría vivir sin mi, de eso estaba segura.
Rechazé a Antonio. Él siguió viniendo a la carcel, intentó reabrir el caso, pero un tema de asociación ilegal, salpicado de terrorismo era mejor no tocarlo. Yo no tenía delitos de sangre y el régimen pronto caería. Tendría que haber una amnistia. Los periódicos nos llegaban censurados, pero las visitas que recibíamos y Antonio era una de ellas, nos contaban las manifestaciones, el movimiento de masas, hasta que él murió en la cama.
Quiero no pensar más en ello. Hubo una primera amnistíadespués de la muerte del dictador, en ella no estaba mi nombre.
La situación en la carcel ha mejorado, yo voy acumulando cuadernos y algún libro. Ya no recibo las visitas de Antonio, es mejor así, me costó mucho darme cuenta o creer lo que en un primer momento fué intuición.
Él me había delatado a la social. Sabía por un camaradaque iba a participar en mi primera acción de sangre. Prefirió verme en la carcel, nunca sabría por cuanto tiempo, que ante un consejo de guerra. al que me enfrentaría sin remedioy que con seguridad la pena sería cadena perpetua o tal vez garrote vil.
Segunda amnistia, mi nombre está, de nuevo en libertad.
Hace dos años que trabajo en esta biblioteca. Hoy alguién me llamó por mi nombreal salir del trabajo, esta vez fuí yo quien no la conocí. Era Sara, mi hija, me contó que iba a casarse y que esta mañana las pruebas dieron que estaba embarazada. Soy la primera en saberlo, no iré a su boda pero sí al nacimiento de mi nieto. Mi hija estaba radiante, y yo hace muchos años, muchos que no era tan feliz.

TONI BLANCO RODRÍGUEZ

No hay comentarios: