miércoles, 25 de febrero de 2009

HISTORIA DE UNA TRAICIÓN

Tengo mucho tiempo para escribir y para pensar, desde que apagan la pequeña luz de la celda aquí no se puede hacer otra cosa, pienso, paseo, mejor cuento los pasos uno tras otro, primero bordeando las paredes, luego en diagonal, hasta que me acurruco en el colchón y me duermo, tengo miedo de las pulgas, ratones,... Ahora no dejan comer en la celda, mejor, la comida siempre atrae a los bichos, y en verano, con el calor mucho más.
Desde hace dos años me dejan en paz, la sentencia ya es firme y quizás han comprendido que soy inofensiva, y lo soy. También lo era cuando me atraparon pero ellos no lo saben ni lo sabían, tampoco Antonio. La única que lo sabía era mi hija, pero ella no podía hablar, ni entendía lo que pasaba, ni el porqué su madre ya no estaba con ella. Sara razonaba y hablaba con su padre: "tú no me lo dices para que no llore, pero si mamá no está con nosotros es porque se ha muerto, puedes decírmelo porque no me da pena, y así puedo decir en el colegio que mamá no se ha marchado de casa, que se ha ido al cielo y nos está viendo desde allí, porque mamá se ha ido al cielo, ¿verdad papá?.
Y Antonio callaba, esto me lo dijo en una de sus visitas a la carcel. También me pidió que me casara con él, después de haberles abandonado, de haber dejado a mi hija, él ahora me pedía que me casara. En ese tiempo solo les vi dos veces y sin que Sara me viera.
La primera vez ví como Sara se fijaba en esa señora que hacía rato les seguía, nuestras miradas se cruzaron, ella no me reconoció, tendría tres años, iba hablando con su padre, parecía contenta. La otra ves que les vi, fué cuando me detuvieron, los de la social fueron "discretos", una pistola en la espalda y una placa delante de mí, no hizo falta nada más, les ví alejarse de la mano, por un momento noté la mirada triste de Antonio.
Y entonces cambió. Sus visitas a la carcel fueron continuas, siempre que consegía el permiso, me aseguraba. A Sara la comenzó a hablar de mí, le explicó el porqué de mi huida, como quería cambiar el mundo, ayudar a los demás y como por mis ideas estaba presa, pero papá intentaría que saliera pronto y volveríamos a estar juntos los tres.
Sara con seis años no preguntó nada, quería verme. Yo me negué, me negué hasta que no pude más, estoy segura que habría muerto si Antonio no me trae a mi hija, pero una vez que la ví, y hablé con ella, me juré que no la volvería a ver, tenía que ser duray ella sabría vivir sin mi, de eso estaba segura.
Rechazé a Antonio. Él siguió viniendo a la carcel, intentó reabrir el caso, pero un tema de asociación ilegal, salpicado de terrorismo era mejor no tocarlo. Yo no tenía delitos de sangre y el régimen pronto caería. Tendría que haber una amnistia. Los periódicos nos llegaban censurados, pero las visitas que recibíamos y Antonio era una de ellas, nos contaban las manifestaciones, el movimiento de masas, hasta que él murió en la cama.
Quiero no pensar más en ello. Hubo una primera amnistíadespués de la muerte del dictador, en ella no estaba mi nombre.
La situación en la carcel ha mejorado, yo voy acumulando cuadernos y algún libro. Ya no recibo las visitas de Antonio, es mejor así, me costó mucho darme cuenta o creer lo que en un primer momento fué intuición.
Él me había delatado a la social. Sabía por un camaradaque iba a participar en mi primera acción de sangre. Prefirió verme en la carcel, nunca sabría por cuanto tiempo, que ante un consejo de guerra. al que me enfrentaría sin remedioy que con seguridad la pena sería cadena perpetua o tal vez garrote vil.
Segunda amnistia, mi nombre está, de nuevo en libertad.
Hace dos años que trabajo en esta biblioteca. Hoy alguién me llamó por mi nombreal salir del trabajo, esta vez fuí yo quien no la conocí. Era Sara, mi hija, me contó que iba a casarse y que esta mañana las pruebas dieron que estaba embarazada. Soy la primera en saberlo, no iré a su boda pero sí al nacimiento de mi nieto. Mi hija estaba radiante, y yo hace muchos años, muchos que no era tan feliz.

TONI BLANCO RODRÍGUEZ

LA HORA DE LOS OPRIMIDOS



La noticia le sorprendió de camino a casa, disponía de dos horas para comer. La emisora de radio, conectada en el autobús urbano que hacía el recorrido a la periferia, interrumpió la programación habitual:

-“Señoras y señores, interrumpimos momentáneamente nuestra programación para informarles de lo siguiente:

Los parlamentarios, reunidos en sesión ordinaria para someter a votación las propuestas del Ejecutivo ,que intentan mitigar los efectos de la crisis, al dirigirse a sus escaños, han encontrado en sus asientos un dossier, con datos pormenorizados de gobiernos mundiales, empresas, corporaciones y personas de toda índole, implicados en asesinatos, desaparición de personas, sobornos, estafas, inversiones en negocios de armas y drogas, salida de ingentes sumas de dinero negro hacia paraísos fiscales…

El dossier, es implacable y exhaustivo, con datos de personas -nombre y apellidos-, función que desempeña en la actualidad o que ha desempeñado, tampoco se salvan los muertos.

Políticos de derechas e izquierdas, presidentes, primeros ministros, ministros, miembros principales de casas reales, diputados, senadores, militares de alto rango, banqueros, grandes empresarios, dictadores vivos y muertos, jerarquías eclesiásticas, jueces y fiscales, abogados de renombre, sindicalistas de primera fila… La lista es interminable. Demócratas y tiranos, unidos en la ignominia de una corrupción global.

Hay números de cuentas de bancos en paraísos fiscales, a donde se desvía el dinero negro y otras de entidades legales, desde donde se ingresa. Fechas, reuniones, fotos, localizaciones exactas de fosas, cárceles secretas, etc., etc.

En próximos minutos, ampliaremos esta impactante noticia de alcance mundial.”

Hubo un silencio sepulcral en el autobús. Los viajeros se miraban atónitos. El hombre del anorak negro se volvió hacia su compañera de asiento, una chica joven que se tapaba parte de la cara con una bufanda roja, devolviéndole una mirada de estupor e incredulidad. De repente, el conductor frenó, impactado por la noticia, se había pasado de parada. Varios de los pasajeros que iban de pie, tuvieron que agarrarse a los que tenían delante para no caerse; sólo una mujer de avanzada edad no pudo mantener el equilibrio y acabó en brazos de un soldado que estaba frente a ella. El llanto estridente y nervioso de un niño en brazos de su madre, asustado por el frenazo, se elevó por encima del murmullo general de los viajeros. Se abrieron las puertas y bajaron dos chicos y una chica -posiblemente universitarios por sus voluminosos libros-, un ama de casa con el carro de la compra y un anciano, con sombrero tirolés y bastón de bambú con empuñadura de nácar. El autobús continuó su trayecto. En la radio se escuchaba “Imagine” de John Lennon.

El hombre del anorak negro, cerró los ojos y se dijo:

-Vamos a ver, es 15 de Diciembre, el año es el 2008, por lo tanto hoy no son los Santos Inocentes. Si no estoy soñando, eran las 14:35 cuando han dado la noticia, ¿quién…?

-“Interrumpimos nuevamente la programación, para ampliarles con nuevos datos, la información de hace unos minutos. Fuentes no oficiales, anuncian una reunión con carácter urgente de los líderes mundiales, los mismos que estuvieron en Washington en fechas recientes para hablar de la crisis global de la economía. Sus nombres figuran sin excepción en las listas del informe, que ha convulsionado al mundo. Las mismas fuentes, han podido saber, que la primera medida a tomar, acordada con el máximo consenso por los citados líderes, es la siguiente:”Perseguir y detener cuanto antes, a los autores del dossier-por supuesto falso-y ponerlos a disposición de la justicia, para que caiga sobre ellos, todo el peso de La Ley”.Nos llegan teletipos de numerosas manifestaciones populares en varias capitales mundiales y…”

-“Rogamos disculpen esta nueva interrupción…“

Volvió a sonar la misma melodía del Beattle. El hombre del anorak miró a izquierda y derecha para cerciorarse de que es, el paisaje de todos lo días, y sí… A un lado, pasa el concesionario de automóviles, al otro, la iglesia, y más allá el cruce, a sólo dos paradas de la suya.

-Es posible -piensa- que esta sea la ocasión. La revolución planetaria que traiga un mundo más justo. ¿Habrá llegado por fin, la hora de los oprimidos?

La canción se cortó y hubo un silencio que le pareció eterno; de pronto, comenzó a sonar una marcha…

El despertador le hizo incorporarse casi con violencia en la cama. Su mujer, aterrorizada, acciona el interruptor de la luz y encontró a su marido envuelto en sudor, con la mirada perdida, muy lejos del tálamo conyugal.

-¿Qué te pasa?- Le increpó.

El hombre del anorak negro, sólo acertó a balbucear:

-¡La hora…! ¡La hora de los oprimidos!

-¿La hora…? ¡Casi me matas del susto! Levántate y lávate esa cara, ni que hubieras visto a un fantasma. La única hora que ha llegado para ti, es la de ir al trabajo, y da gracias, con los tiempos que corren.-Volviéndose a acurrucar en la cama, ella se iría mas tarde.

Se levantó medio sonámbulo y entró en el servicio. El agua sobre su cara, le despertó bruscamente. Se miró en el espejo y apuntando con el dedo a quién tenía en frente dijo:

-Hay sueños compañero, a los que uno tiene derecho.

Miró el reloj, marcaba las siete menos diez de la mañana. Se vistió rápido. Hoy no tomaría café. Desde la ventana del salón, miró a la calle como era su costumbre cada madrugada. Los árboles del patio del colegio, estaban blancos de la cencellada. Se puso el anorak negro, el gorro y los guantes, y apagando la luz, salió de casa, cerrando la puerta tras de sí. Disponía del tiempo justo para coger el autobús, que le llevaría a su trabajo, como hacía treinta y cinco años.


viernes, 23 de enero de 2009

TALLER DE ESCRITURA Y ACCIÓN CREATIVA. SARA ROSEMBERG

Escritura y acción creativa. Sara Rosemberg. Diciembre 07

Estos cuentos fueron escritos a partir de ciertas consignas dadas en el taller de escritura y acción creativa.
Son una parte de los ejercicios del taller, y reflejan los temas que fuimos estudiando y experimentando, en la medida que leíamos cuentos y los analizábamos.Los propios y los de otros autores.
Los argumentos propuestos, fueron sólo un punto de partida para comprender mejor las voces narrativas, los puntos de vista, el espacio narrativo, el tiempo, los cambios de voz, la polifonía, y las múltiples posibilidades e instrumentos de la ficción.
Cada persona es un mundo y su estilo es particular, por eso y sin abandonar jamas la diversidad, creo que lo han escrito lo mejor posible. Y yo también he aprendido con ellos.
En fin, sólo nos queda esperar que los disfruten.
Sara Rosemberg

viernes, 1 de agosto de 2008

ALFREDO ESCAPA

UN HOMBRE CAIDO/TIRADO/REPOSANDO EN EL SUELO CON LOS OJOS CERRADOS (¿ESPERA?), Y UNA MUJER JUNTO A EL LE MIRA (¿ESPERA?).

Observación testimonio. Deseo de ser cuerpo real.
Cada uno encontrando su verdad, escondida en su historia. Reales en el durante.¿Qué se va construyendo en esa observación del otro/con el otro? ¿Nos observamos a nosotros mismos mientras observamos al otro? Cuando se construye el espacio con miradas y decisiones nace… Se han contaminado con las miradas y ahora ya no sé quién está contando la historia. Un encuentro (Lia y Raquel), un camino de ida y vuelta.
CUERPO SONICO
ESPACIO EN PARALELO
ESPACIO SENCILLO
UNA MUJER CORRIENDO
UNA MUJER DISFRUTANDO SA(O)LTANDO
UNA MUJER ANIMAL
UNA MUJR SE QUITA LA ROPA…
UN HOMBRE TIENE UN MICRO
UNA MUJER DICE VAMOS
UN HOMBRE DEAMBULA
UNA MUJER CANTANDO
UN HOMBRE DE TRAPO

Y un poco antes de la decisión aparecen los puntos suspensivos
aparece el balbuceo
calma+cuerpo
surge algo… lo aprovecho… ¿lo exprimo?... no es un uso especular, es real

DESEO DE SER CUERPO REAL

martes, 29 de enero de 2008

ELENA TUVO TRES MARIDOS (Joanna Arias)

Elena tuvo tres maridos.
El primero se murió de cirrosis , el segundo se ahogó en un lago y el tercero
de un infarto al corazón.
No se explicaba cómo en tan poco tiempo había tenido tan mala suerte .
Los sábados, al atardecer, solía caminar por la estación de tren de Atocha.
Le parecía romántica la idea de hacer como si esperara a alguien que la recibiría con un beso apasionado , que le regalara algún souvenir exótico de su viaje y la invitara a cenar a la luz de las velas mientras le decía lo deslumbrante que estaba esa noche.
Elena nunca había cogido un tren y no sabía que para cruzar con seguridad había que usar un tunel subterráneo.
Un buen día, se cansó de fantasear. Era demasiado frustrante para ella que su historia no se hubiera materializado en los catorce meses de paseos por la estación, poniendo mirada de besugo al recibir el tren con procedencia de Paris.
Esa tarde, acudió a la estación de nuevo. Decidió que su vida no tenía sentido, que era desgraciada y hacía desgraciados a todos los que estaban a su alrededor. Que era gafe o que alguien le había echado mal de ojo con los hombres ( de otra manera no podía asimilar que sus tres maridos fallecieran en un periodo de tan solo cinco años.)
Intentó recordar quién podría desearle tanto mal y le vino a la cabeza el nombre de Sylvia, su compañera de clase en el instituto, aquella rubia teñida con tetas hiperdesarrolladas que tenía un novio estupendo por el que bebía los vientos y con quien Elena había perdido su virginidad.
A medida que avanzaba por la vía del tren trataba de añadir mas candidatas a la lista .
“_No podía ser nadie mas que ella”_
Sacó un espejo del bolso y un lápiz y se pintó los labios de color escarlata mientras cavilaba.
Si quería poner fin a su angustia, qué mejor manera de hacerlo que en aquel lugar!!
Las vías del tren eran perfectas para suicidarse románticamente, como las damiselas del cine de los veinte; naturalmente, si la foto iba a salir en el periódico tenía que estar presentable , por eso siempre llevaba a mano sus utensilios de belleza.
A Elena no le daba miedo morir.( Es más, en aquel preciso momento, se quería morir.)
Lo que le horrorizaba eran los posibles comentarios de sus compañeras de club sobre su aspecto al ver la instantánea en la sección de sucesos.
Se quedó inmóvil unos segundos en la vía, con los brazos extendidos y la mirada al frente.
Percibía que el tren se acercaba por el temblor que le recorría las piernas.
_Oiga, Señora!, Aléjese ¡ ¿qué hace ahí? ¿está loca?_
El hombre corrió hacia ella y la apartó cayendo ambos de manera brusca. Después de dar unas cuantas vueltas de campana, se quedaron uno frente al otro mirándose a los ojos.
Arrugó la nariz y olisqueó el cuello del indivíduo que le había salvado . Pensó cinco segundos y resolvió que alguien con aquel aroma tan especial tenía que compartir su vida con ella.
No era perfume, eran feromonas.
Feromonas de hombre valiente , galante, romántico y además guapo. Como Clark Gable en “lo que el viento se llevó”.
Una vez pasado el susto, invitó a merendar a su héroe en el café de la estación. Le contó todos los detalles de su existencia ;a qué hora y dónde había nacido, en qué colegios había estudiado y qué profesores había tenido, en cuántas ciudades había vivido y de qué color era el chaise longe de su dormitorio. También, por supuesto le dió las gracias por lo osado de su hazaña.
Su Clark Gable, básicamente se dedicó a escucharla fascinado, observando su boquita de piñón perfectamente coloreada, sus ojos negros y las ondas de su pelo. Pensó en la criatura tan chalada y a la vez tan encantadora que tenía frente a él.
Después de acabar el chocolate quedaron para verse la semana siguiente.
Los revisores tenían turno de 9 a 5 y a Elena no le importaba ir a buscarle a la estación.
El día de la cita, olió las feromonas de su amado desde el andén numero cinco.
Él, la esperaba en el andén numero uno.
Le hizo un gesto con la mano, haciéndole ver que tenía que cruzar por debajo, a lo que ella, cegada de emoción por el reencuentro entendió que la estaba invitando a que fuera hacia él de inmediato. Corrió hacia su nuevo amor casi con los ojos cerrados, confiando en que su aroma le guiaría.
Fue rápido y sin piedad.
Unas horas más tarde el periodista inmortalizó el momento con un amasijo de vísceras que quedó esparcido a lo largo de trescientos metros.
Todos sus órganos vitales ( hígado, páncreas, corazón y lápiz de labios) quedaron expuestos a la opinión pública en la foto que Elena nunca había imaginado.

ALGUIEN HA MATADO AL SALCHICHA Y YO NO HE SIDO (Joanna Arias)

Declaracion del cartero.

El chucho siempre se me acercaba cuando me vea.Se ponía a ladrar como un poseso.
Creo que me tenia manía. Tal vez no le gustaba el color de mi uniforme, que se yo.
El día que la señora Miller encontró al perro muerto había hecho el reparto por la tarde.le entregue un paquete . como tenia que firmar tuve que acercarme hasta la puerta. Entonces ese maldito chucho se puso como loco y me mordió el bajo del pantalón. No podía deshacerme de el y mi intención no era llevármelo a mi casa a rastras, como usted comprenderá ,con que.. le di una sacudida. Solo intente quitármelo de encima .Yo nunca haría daño a una mosca.

Mire, en mis veinticinco años de profesión , nunca he tenido queja ni ningún altercado.

Estoy seguro de que la Sra Miller no me cree un asesino de perros.

Declaración de Nelly, la vecina de al lado.

Aquel día, Salí por la mañana a hacer la compra.

Normalmente saco a Rose de paseo a primera hora, bien temprano. Le encanta olisquear el césped recién cortado de todas las casas que encontramos a lo largo de la avenida_ ¿usted tiene perro_?

Toby merodeaba por mi jardín de vez en cuando. Le encantaban las flores de mis macetas. Los geranios especialmente le parecian sabrosísimos…

Cuando volví del super me encontré con el sobrino de la Sra Miller. –que quede entre usted y yo , comisario, siempre me ha dado mala espina. Tal vez no sea mal chico del todo pero me han llegado rumores de que ha estado internado en un centro de esos para delincuentes juveniles.Una vez, fue a pedirme jengibre para su tía, solo le hice esperar unos minutos en el hall. Al cabo de unos días, echaba en falta un broche que normalmente dejaba en la mesita junto con las llaves. Aun sigo buscándolo pero no se si lo encontrare.

Rose suele salir al porche por la tarde. Cuando ladra repentinamente ya se que anda olisqueando su trasero.Ese chucho pulgoso se cuela por los huecos del seto y el dia menos pensado me la desgracia…

Se imagina Usted un híbrido entre un salchicha y un caniche ?

_No, mi Rose no es agresiva,sin embargo le he ensenado a defenderse.

Siento mucho lo de la Sra Miller, yo no se que haría si me mataran a mi Rose.


Declaración del sobrino de la sra Miller


Oiga, me va a llevar mucho tiempo ? Es que tengo asuntos pendientes…

_Si me gustan los animales?

Pues claro!

Tenia un gato enorme, redondo, una pasada! Usted veía Garfield? Bueno pues…

A veces me lo llevaba a casa de mi tía cuando iba a visitarla. Le encantaba sentarse con el en brazos. Ronroneaba tanto que casi no oíamos la tele.

Joder, no se si tender otro bicho como aquel!

No , por desgracia ya no lo tengo conmigo.

Yo sabia que Toby quería ser el rey de la casa.Sabe? Los teniamos que mantener separados en diferentes habitaciones . Si uno estaba dentro , el otro tenia que estar fuera,si uno estaba en la salita, el otro en la cocina.

Alguna vez se escapaban de su sitio aprovechando un descuido de tia Dorothy. Dejaba la puerta entreabierta y zas! Como un rayo salia Floppy. Se topaba con Toby y ya estaba el jaleo armado.

No se quien de los dos terminaba con mas arañazos.

La semana pasaba , un viernes por la tarde fui a ver a mi tia. Lleve al gato como siempre. Había comprado unas galletitas en el super de la esquina, se las puse en un plato. Toby debió de olisquearlas a millas porque en un segundo apareció y zas! Ya tenia el hocico metido hasta el fondo. Por supuesto se volvió a armar..

Como lo de la pelea ya era una rutina, Salí un momento al porche a fumar un cigarro.
Por cierto ,coincidí con la vecina de al lado y me echo una mirada fulminante, la muy bruja. No se que demonios le he hecho..
El caso es que los deje allí salvando sus diferencias.

Cuando volví, Floppy estaba tendido en el suelo , hecho papilla.

Dios, jamas encontrare otro gato igual.!

jueves, 24 de enero de 2008

AMOR EN EL NUEVO MILENIO (Luis Leon Lopez)

El joven había tomado asiento junto a ella, tan cerca que rozaba su vestido con la pernera del pantalón. Desde el momento en el que él entró en la cafetería, la chica no había variado un ápice su posición. Sola, frente a una mesa atiborrada de cervezas vacías, platos y una botella de vino con su copa, que se llevaba a los labios cada cierto tiempo. Con expresión abstraída, observaba de continuo su propia figura en el espejo de la pared de enfrente. Él, mientras tanto, iba fumando un cigarro tras otro con nerviosismo, hasta que finalmente se decidió a abordarla.
- ¡Hola!- exclamó, con una jovial sonrisa- ¿Te importa si te molesto?
Ella tardó varios segundos en reaccionar, tras los cuales despegó sus labios sin girar la cabeza.
- ¿Te llamas Alberto?- replicó, su voz sonaba fría pero al mismo tiempo iba arrastrando las palabras, como si estuviera borracha, era evidente que un poco sí lo estaba.
- No, me llamo Juan.
- Entonces, piérdete- le espetó, con la misma actitud.
- ¡No, no, espera!- reaccionó Juan- Juan es mi verdadero nombre. Alberto, el seudónimo que utilizo para… ya sabes… este tipo de citas.
Como ella no le estaba mirando a los ojos, era difícil para él adivinar si podría colar su embuste, sin embargo finalmente volvió la vista hacia él, casi hubiera preferido que no, porque sus pupilas enrojecidas por el alcohol cortaban como el acero.
- ¿Y entonces cómo tienes la cara de hablarme? Llevo dos horas aquí esperando, ¿entiendes? Y tú, aunque creas que no te he visto, llevas media ahí a mi lado como un pasmarote sin decir nada.
- Es que, verás…- se excusó Juan, mientras se ruborizaba- Me tengo que asegurar. Me cuesta dar el primer paso, porque imagínate que igual me fijé mal en tu foto o algo, y le pregunto a otra, se cree que intento ligar, y me llevo un chasco. Pero ahora estoy seguro. De hecho, ya te iba a invitar a tomar algo, pero te me has adelantado, ¿eh? ¿Te has bebido tú todo eso?
- Sí- afirmó ella sin ningún reparo, mientras miraba de soslayo los restos que se habían acumulado en la mesa- Empecé por una cerveza, pero luego no venía nadie, y seguí, seguí… De puro aburrimiento.
- Y, bueno, no soy el más apropiado para preguntar esto pero… ¿Por qué no te fuiste?
- ¡Y una mierda!- replicó, rotunda- Esta es mi cafetería favorita, aquí me siento tranquila sola, me puedo quedar el tiempo que sea… No te estaba esperando, si es eso lo que te interesa. Además, no te pareces en nada al de la foto, ¿sabes?
- ¡Claro!- saltó Juan, que se sentía como funambulista en la cuerda floja- No es mi foto de verdad, ¿sabes? Me la bajé de Internet.
Más que de fraude, la sensación de ella era de extrañeza.
- Pues eso ya es más que una trola. Es un delito. Usurpación de personalidad. Además, eso es una chorrada. Aunque ahora no veo muy bien, hasta creo que tú eres más guapo que el de la foto. ¿Para qué ibas a hacer eso?
Juan volvió a recuperar un poco la confianza, sonriendo ante el halago. En efecto, se había puesto camisa blanca, americana, todo muy acorde con aquella cafetería con cierto aroma retro.
- Es que… ¡Esta ciudad es tan pequeña! No quiero que cualquiera pueda verme el jeto ahí colgado, al alcance de todos. Igual una profesora de la universidad, alguna de esas viejas solteronas, entra y luego vaya palo, no podría ni atender en clase. Esto no está todavía muy bien visto. La gente cree que todos los que buscan algo por ahí son unos desesperados, o gente así… Son idiotas, ellos todavía no lo han probado. Alguna vez, al menos, funciona, ¿no crees?
- Sí… Excepto cuando la cita no se presenta.
- ¡Oh, vamos, no te pongas así, Regina…!
- Mi nombre es Petra- le cortó ella, tajante.
- ¡Claro!- exclamó él, dándose una palmadita en la frente- Petra, Regina… ¿No te acabo de decir que esto del chateo funciona mejor de lo que yo creía? Tengo todos los nombres en una agenda, y a veces me equivoco. Mira, Petra, pues para otro día solo tienes que llamarme al móvil…
- Te llamé- volvió a interrumpirle Petra- Varias veces, y nadie contestó. ¡Bueno, espera! Déjame adivinar. Tampoco era tu verdadero móvil.
- ¡Desde luego que no!- Juan fingió escandalizarse- ¿Le darías tú el móvil al primero que pasa? Bueno, no lo digo por ti, desde luego, lo digo en general. Igual es que he visto demasiadas películas, y sueño que alguna psicópata me acosa y tal. Pero bueno, ya está bien de hablar de mí, ¿no? Yo también quiero conocerte. Lo que importa es que ahora estamos los dos aquí, y, para celebrarlo… ¿Qué te parece otra copita de vino?- dijo, mientras escanciaba una generosa cantidad en su copa.
Como ella no dio ningún tipo de respuesta, él mismo tuvo que sujetarle el vaso en la mano, para así coger su propia jarra de cerveza.
- Por este feliz, aunque tardío, encuentro- dijo Juan, entrechocando su jarra con la copa de ella, y también acercando mucho más su rostro al suyo- Chin, chin.
- Chin, chin- repitió Petra, de manera mecánica, antes de arrojar el contenido de su copa al rostro de Juan- Yo no he quedado aquí con nadie, cabrón mentiroso. Sola vine, y sola espero terminarme esta botella, así que si no te importa…