miércoles, 25 de febrero de 2009

LA HORA DE LOS OPRIMIDOS



La noticia le sorprendió de camino a casa, disponía de dos horas para comer. La emisora de radio, conectada en el autobús urbano que hacía el recorrido a la periferia, interrumpió la programación habitual:

-“Señoras y señores, interrumpimos momentáneamente nuestra programación para informarles de lo siguiente:

Los parlamentarios, reunidos en sesión ordinaria para someter a votación las propuestas del Ejecutivo ,que intentan mitigar los efectos de la crisis, al dirigirse a sus escaños, han encontrado en sus asientos un dossier, con datos pormenorizados de gobiernos mundiales, empresas, corporaciones y personas de toda índole, implicados en asesinatos, desaparición de personas, sobornos, estafas, inversiones en negocios de armas y drogas, salida de ingentes sumas de dinero negro hacia paraísos fiscales…

El dossier, es implacable y exhaustivo, con datos de personas -nombre y apellidos-, función que desempeña en la actualidad o que ha desempeñado, tampoco se salvan los muertos.

Políticos de derechas e izquierdas, presidentes, primeros ministros, ministros, miembros principales de casas reales, diputados, senadores, militares de alto rango, banqueros, grandes empresarios, dictadores vivos y muertos, jerarquías eclesiásticas, jueces y fiscales, abogados de renombre, sindicalistas de primera fila… La lista es interminable. Demócratas y tiranos, unidos en la ignominia de una corrupción global.

Hay números de cuentas de bancos en paraísos fiscales, a donde se desvía el dinero negro y otras de entidades legales, desde donde se ingresa. Fechas, reuniones, fotos, localizaciones exactas de fosas, cárceles secretas, etc., etc.

En próximos minutos, ampliaremos esta impactante noticia de alcance mundial.”

Hubo un silencio sepulcral en el autobús. Los viajeros se miraban atónitos. El hombre del anorak negro se volvió hacia su compañera de asiento, una chica joven que se tapaba parte de la cara con una bufanda roja, devolviéndole una mirada de estupor e incredulidad. De repente, el conductor frenó, impactado por la noticia, se había pasado de parada. Varios de los pasajeros que iban de pie, tuvieron que agarrarse a los que tenían delante para no caerse; sólo una mujer de avanzada edad no pudo mantener el equilibrio y acabó en brazos de un soldado que estaba frente a ella. El llanto estridente y nervioso de un niño en brazos de su madre, asustado por el frenazo, se elevó por encima del murmullo general de los viajeros. Se abrieron las puertas y bajaron dos chicos y una chica -posiblemente universitarios por sus voluminosos libros-, un ama de casa con el carro de la compra y un anciano, con sombrero tirolés y bastón de bambú con empuñadura de nácar. El autobús continuó su trayecto. En la radio se escuchaba “Imagine” de John Lennon.

El hombre del anorak negro, cerró los ojos y se dijo:

-Vamos a ver, es 15 de Diciembre, el año es el 2008, por lo tanto hoy no son los Santos Inocentes. Si no estoy soñando, eran las 14:35 cuando han dado la noticia, ¿quién…?

-“Interrumpimos nuevamente la programación, para ampliarles con nuevos datos, la información de hace unos minutos. Fuentes no oficiales, anuncian una reunión con carácter urgente de los líderes mundiales, los mismos que estuvieron en Washington en fechas recientes para hablar de la crisis global de la economía. Sus nombres figuran sin excepción en las listas del informe, que ha convulsionado al mundo. Las mismas fuentes, han podido saber, que la primera medida a tomar, acordada con el máximo consenso por los citados líderes, es la siguiente:”Perseguir y detener cuanto antes, a los autores del dossier-por supuesto falso-y ponerlos a disposición de la justicia, para que caiga sobre ellos, todo el peso de La Ley”.Nos llegan teletipos de numerosas manifestaciones populares en varias capitales mundiales y…”

-“Rogamos disculpen esta nueva interrupción…“

Volvió a sonar la misma melodía del Beattle. El hombre del anorak miró a izquierda y derecha para cerciorarse de que es, el paisaje de todos lo días, y sí… A un lado, pasa el concesionario de automóviles, al otro, la iglesia, y más allá el cruce, a sólo dos paradas de la suya.

-Es posible -piensa- que esta sea la ocasión. La revolución planetaria que traiga un mundo más justo. ¿Habrá llegado por fin, la hora de los oprimidos?

La canción se cortó y hubo un silencio que le pareció eterno; de pronto, comenzó a sonar una marcha…

El despertador le hizo incorporarse casi con violencia en la cama. Su mujer, aterrorizada, acciona el interruptor de la luz y encontró a su marido envuelto en sudor, con la mirada perdida, muy lejos del tálamo conyugal.

-¿Qué te pasa?- Le increpó.

El hombre del anorak negro, sólo acertó a balbucear:

-¡La hora…! ¡La hora de los oprimidos!

-¿La hora…? ¡Casi me matas del susto! Levántate y lávate esa cara, ni que hubieras visto a un fantasma. La única hora que ha llegado para ti, es la de ir al trabajo, y da gracias, con los tiempos que corren.-Volviéndose a acurrucar en la cama, ella se iría mas tarde.

Se levantó medio sonámbulo y entró en el servicio. El agua sobre su cara, le despertó bruscamente. Se miró en el espejo y apuntando con el dedo a quién tenía en frente dijo:

-Hay sueños compañero, a los que uno tiene derecho.

Miró el reloj, marcaba las siete menos diez de la mañana. Se vistió rápido. Hoy no tomaría café. Desde la ventana del salón, miró a la calle como era su costumbre cada madrugada. Los árboles del patio del colegio, estaban blancos de la cencellada. Se puso el anorak negro, el gorro y los guantes, y apagando la luz, salió de casa, cerrando la puerta tras de sí. Disponía del tiempo justo para coger el autobús, que le llevaría a su trabajo, como hacía treinta y cinco años.


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